Por este medio hago constar que en el año 2011 tomamos en la Subsecretaría de Derechos Humanos y Asuntos Jurídicos de la Secretaria de Gobernación el Taller Los Espacios y la Comunicación Interpersonales impartido por la Maestra Dora Alicia Valero. En este taller adquirimos herramientas que nos permitieron llegar crear los mecanismos para lograr acuerdos fundamentales para la implementación de las Sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en México.
Alejandra Plaschinski Avila – Secretaria de Gobernación
Los talleres de LECI son una gran herramienta parta la vida y llegaron a mi
vida y a la de mis compañeros en el momento preciso. Quizá todos
pensábamos que teníamos el conocimiento para poder mejorar nuestra vida
pero nos dimos cuenta que nos faltaba mucho por aprender, que nos
faltaban DUELOS por vivir que habíamos escondido en un rincón en nuestra
mente heridas muy profundas que necesitábamos sanar, perdonar y
reconciliarnos con nosotros mismos y también con Dios.
Había valores que habíamos perdido, patrones en nuestra vida que seguimos
inconscientemente y que hoy sabemos que podemos romper, tal vez no se
pueda cambiar a las personas porque ellas deben querer hacerlo primero,
pero de lo que estoy segura y LECI lo sabe y nos lo comparte es que si cambio
yo cambia mi mundo.
Yessica H. – 16 años – CIEPA
Para mí es un taller de mucha enseñanza. Aprendí a escuchar, a tener
paciencia y a reflexionar.
Gracias
Ma. Elena Tadeo – California
Dadas las circunstancias y entorno en donde se promovió la invitación y aunado a mi ignorancia, confieso que la decisión de participar el Taller LECI la tomé de una forma muy visceral pero plenamente convencida de no faltar a ninguna sesión, esto como un franco reto y rebeldía frente a quienes promovían el mismo.
La introducción al taller y la calidez del guía desde la primera sesión cambió toda la impresión desdibujada que yo me había inventado a ciegas, por el error de hacer juicios premeditados –Primer cambio empecé a conocerme y reconocerme-.
Si bien es cierto que al concluir las 30 horas no cambié del todo mi yo, ni cambió del todo mi mundo, puesto que un cambio implica el aceptar que debo cambiar y para cambiar debo primero conocerme y reconocerme a mí misma con mis virtudes y mis defectos, también lo es, que el segundo cambio que experimente al concluir, fue el poder expresar con libertad pero también con mesura y sin pudor aspectos muy privados de mi vida que son mi esencia y sobre todo grabé en mi corazón y razón que antes de hablar de mi prójimo debo meditar muy bien si lo que voy a expresar lastima la dignidad de la persona es mejor no decirlo.
A lo largo de estos ya casi cuatro años de haber vivido la experiencia LECI puedo satisfactoriamente decir que mi yo y mi mundo han cambiado gradualmente de manera muy positiva, a través del amor a Dios, el amor a mí misma que me cuesta sentirlo y el amor a mi prójimo que es el que más se me dificulta practicar en algunos casos y lo más importante la paz y la armonía llegaron para cambiar mi forma y estilo de vida.
San Juana Coronado Martínez – Saltillo, Coahuila.